Los lácteos de origen animal contienen lactosa, un tipo de azúcar y una proteína llamada caseína que generan intolerancia y alergia a un gran número de personas. Las culturas tradicionales como la Hindú sabían como mejorar la digestibilidad de la leche. En esta entrada conocerás más a fondo sobre estos dos componentes de la leche y la manera de eliminarlos y mejorar nuestra digestión.
Los lácteos de origen animal contienen lactosa, un disacárido (unión de dos monosacáridos o azúcares) que está compuesto por glucosa y galactosa. Estos son separados por una proteína (lactasa) que permite que el organismo los ingiera; no obstante, la capacidad de digerir la lactosa, varía según la calidad del producto lácteo, la salud digestiva de quien la ingiere e incluso su lugar de origen.
Por esto los derivados de la leche de vaca pueden causar inflamación en el abdomen, cólicos, dolores e incluso diarrea.
Las culturas tradicionales, como la Hindú sabían cómo mejorar la digestibilidad de los lácteos.
La leche cruda, por ejemplo, contiene enzimas que descomponen la lactosa. La fermentación de lácteos en yogur y kéfir descompone gran parte de esta. Y el proceso de creación de ghee elimina la lactosa y deja un aceite de mantequilla puro, aromático, delicioso que además de aportar beneficios a tu salud, resalta el sabor de tus comidas.
Por su parte, la caseína, es el componente proteico de la leche al que se le atribuyen las reacciones alérgicas a este alimento. Cuando la flora intestinal se ve comprometida, el consumo de caseína en realidad puede crear un efecto opiáceo en el cerebro porque no se digiere adecuadamente.
En la creación del ghee, los sólidos lácteos que contienen la lactosa y la caseína flotan hacia la parte superior, donde se eliminan. Incluye el delicioso, aromático y saludable sabor del Ghee en tus recetas diarias.